Papá, me han vuelto a secuestrar...
Resulta que una madre madrileña, fingió el secuestro de su hijo para estafar al padre de este. La metodología era la siguiente: La madre pactaba con el hijo cómo repartir el botín. El niño llamaba al padre llorando explicándole que si no pagaba un rescate le cortarían los dedos y esas cosas que hacen los secuestradores de a pié.
La gracia viene después, cuando ven que el negocio les ha funcionado a la perfección y deciden repetirlo.... ¡¡¡Cuatro veces!!!
Claro, el padre de la criaturita, no a la segunda, no a la tercera sino a la cuarta vez que le llamaban para lo mismo, empezó a sospechar que a lo mejor, y solamente a lo mejor, alguien le estaba tomando el pelo, motivo por el que decidió contratar los servicios de un investigador privado y descubrieron el pastel.
Vía Reuters
La gracia viene después, cuando ven que el negocio les ha funcionado a la perfección y deciden repetirlo.... ¡¡¡Cuatro veces!!!
Claro, el padre de la criaturita, no a la segunda, no a la tercera sino a la cuarta vez que le llamaban para lo mismo, empezó a sospechar que a lo mejor, y solamente a lo mejor, alguien le estaba tomando el pelo, motivo por el que decidió contratar los servicios de un investigador privado y descubrieron el pastel.
Vía Reuters
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